Cuando no es reimaginar, sino 'preimaginar' los alimentos. Sabores Sci-Fi

Cuando no es reimaginar, sino 'preimaginar' los alimentos. Sabores Sci-Fi

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Estamos acostumbrados a ver en la gran pantalla, o en programas de tv a nuestros actores favoritos probando comida distinta, algo más que extraña, que se ve distinta y ¡hasta que se mueve! causando reacciones encontradas en quienes las vemos. Si bien es cierto que las productoras de películas y series Sci-Fi, se valen de trucos, maquillaje de alimentos, luces y colores fosforescentes, pintura en aerosol, hielo seco, envolturas en papel film, en fin, el objetivo es hacer parecer lo ordinario, extraordinario, 5, 10, o 20 veces si es necesario, hasta que la toma salga perfecta; también lo es que el Quid del asunto mora en la necesidad de que en la mayor parte de las escenas de estas series los actores DEBAN comerse ESA comida, y poner cara de gusto a veces, o poner cara de sota, como si fuera algo normal, o hasta de estar ante algo delicioso, cuando la vida misma o la de tu planeta dependa de la cara que pongas (cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia).
Detrás de estos extraterrestres condumios están equipos preparados no sólo para maquillar y presentar los alimentos, sino también de hacer de estos algo “comible”, digerible y que respete las preferencias, alergias y caprichos de los actores que se los van a comer… Menuda tarea.

75 años cocinando ciencia ficción en la USS Voyager (NCC-74656)

Un caso para destacar el de Ethan Phillips, el actor que interpretaba a Neelix, un talaxiano que hacía de chef titular de la nave en la serie Star Trek: Voyager donde además de interpretar el rol, fue más allá, llevando a la mesa y a las editoriales, en su libro Star Trek Cookbook, allí vuelca su experiencia en la elaboración de las recetas que se elaboraban en la serie y algo de trabajo investigativo acerca de los “props” usados en la comida de cine de éste género y especialmente en la franquicia Star Trek.

Su curiosa historia la anima la errancia de la nave por el cuadrante Delta, lo cual obligó a desconectar los replicadores, hambrientos de energía, y disponer una cocina tradicional para alimentar a la tripulación, algo menos dispendioso. Las comidas de comida natural de Neelix, exóticas, pero bien apreciadas, estaban hechas de alimentos frescos, recolectados durante los viajes del Voyager y cosechados en los jardines hidropónicos de su compañera Kes, ubicados en otro lugar del barco. Sus props, igualmente divertidos que la comida plastificada de la Enterprise del capitán Kirk, eran, con mucho, más comibles visualmente y aderezados de originalidad.

Al final de este parráfo dejo un interesante video, en inglés, donde puede verse tras bambalinas el trabajo del equipo de producción, y del mismo Phillips, en esa cocina, de la nave Voyager. Está presentado el plato Gagh (Gusanos Klingon) que ilustra esta nota.

En esta misma tónica, les muestro otro momento “delicioso”. Es algo magistral, la aproximación de “Seven of nine” la tripulante Borg que nunca había comido antes. Su interpretación y la escena, es una obra maestra.

Comida de película

Steve Zimmerman arroja una luz sobre este tema en su interesante libro Alimentación en el cine, que abarca las apariciones de la comida en el cine desde los años 20 hasta nuestros días; en el mismo señala: “La mayoría de los cineastas se han asentado en tres formas básicas para el tratamiento de los alimentos: como un accesorio o apoyo, la comida es por lo general oculta de la vista o ignorada por los actores, o como un mecanismo de transición para comprimir el tiempo y ayudar a avanzar la trama, o bien, como un símbolo, metáfora o de otra manera significativa, para hacer un punto dramático o para revelar un aspecto del carácter de un actor, el estado de ánimo o proceso de pensamiento.”

Comida que desencadena emociones

El cine ha cambiado en mucho nuestra manera de aproximarnos al acto de la alimentación, haciendo de este ritual repetitivo algo evocador, como si esperásemos que la fantasía nos transportara a esos momentos mágicos, como aquel donde el Vagabundo le acerca la albóndiga a la Dama, o cuando Babette hace un flashback recreando el desempeño de la cocinera, que, fue usando como excusa el agradecimiento a sus benefactoras para hacer su performance de la mesa del viejo París de sus recuerdos. O la famosa y efectiva sopa de colita de res, que saca de la depresión al que la come en el film Como Agua para Chocolate… y ¿Cómo olvidar aquellas “Codornices en pétalos de rosa? “

Más de estos ejemplos golosos y otros más suculentos en otra edición.